La
carga interna (CI) es el resultado de la forma en que cada individuo recibe, tolera
y, por tanto, responde a una carga concreta de trabajo, o carga externa (CE). O
dicho de otra forma, la CI mediría el impacto que en cada sujeto y en cada
momento concreto tiene la misma CE.
Parece
de sentido común que, por definición, ante un mismo trabajo físico realizado
por un grupo la respuesta individual de cada sujeto de los que forman el grupo
debe ser diferente e incluso que el mismo sujeto podría presentar respuestas
diferentes al realizar la misma carga en momentos distintos.
Esto
es algo que cualquier deportista experimenta continuamente: sales tres días en
la semana a realizar el mismo circuito de carrera a la misma velocidad y sin
embargo, la sensación es diferente cada día; o bien, haces el mismo
entrenamiento de series que hiciste hace tres días y esta vez “no puedes con tu
cuerpo”.
Es
un error muy común en la bibliografía tratar de buscar una correlación entre CI
y CE. Abundan artículos en los que se trata de experimentar una medida de CI y
automáticamente se buscan correlaciones con la CE realizada. Si existiera esa
correlación, la medida que estamos probando dejaría automáticamente de ser una medida
de CI puesto que estaría respondiendo a la CE sin matices ni diferencias
individuales.
Esto
tiene mucho que ver con lo que yo denomino el “modelo de la caja negra” que ignora
por completo todo lo que ocurre en el deportista (convirtiéndolo en una “caja
negra”) y, por tanto, espera una señal de salida (rendimiento) proporcional a
la señal de entrada (sesión de entrenamiento). Como mucho, se incluye en el modelo
la influencia de determinados agentes externos (como la climatología), pero sin
diferencias individuales.
Sin
embargo, ocurren tantas cosas en cada deportista que recibe una sesión de
entrenamiento, que la señal de salida no puede entenderse sin el concurso de múltiples
procesos internos y externos que modulan la señal de entrada de forma
absolutamente individual (Modelo Multi-compartimental).