"Las ideas duran poco. Hay que hacer algo con ellas"
D. Santiago Ramón y Cajal

domingo, 8 de diciembre de 2013

LA COMPLEJIDAD EN LA MARCHA HUMANA

La marcha humana se considera un proceso complejo y no lineal que requiere de unos métodos matemáticos adecuados para analizarlo. Entre estas herramientas matemáticas se encuentra la entropía, que es una medida que cuantifica la regularidad de una serie temporal. Los estudios de la complejidad de la marcha se han realizado fundamentalmente en sujetos de edad avanzada o en determinadas patologías que afectan a los patrones de marcha, pero creemos que este tipo de análisis aportaría también información importante a los estudios de marcha y carrera en deportistas y podría tener aplicaciones en diferentes campos.
Nuestro grupo ha publicado recientemente una revisión sobre el papel de la entropía en el análisis no lineal de la marcha: Entropy in the analysis of gait complexity: A state of the art. 

LA MEDICINA ALTERNATIVA QUE DEMUESTRA SU EFICACIA SE LLAMA MEDICINA


Estoy muy preocupado por las declaraciones realizadas por la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).  
En una entrevista publicada en el diario El Pais del pasado 3 de diciembre, la Sra. Crespo se deja caer con aseveraciones como esta: “Los homeopáticos son medicamentos como todos los demás”.
Sin embargo, cuando la periodista (María R. Sahuquillo) le hace preguntas concretas al respecto, las respuestas dan escalofríos.

A la pregunta sobre el análisis de la eficacia de estos “medicamentos”, la Directora responde que “los laboratorios fabricantes trabajan con unas normas determinadas de calidad. Además, los medicamentos homeopáticos son presentaciones con unas concentraciones tan bajas que es prácticamente imposible tener un problema de seguridad con ellos. Nunca hemos tenido comunicaciones de reacciones adversas importantes”. 
¡Ah, bueno! Entonces me quedo mucho mas tranquilo. Si los laboratorios controlan la calidad y nadie ha comunicado efectos adversos al ingerir agua (que es el único contenido demostrado en cualquier "medicamento" homeopático), ya no hay nada que temer.
Cuando la periodista insiste en que si se va a exigir a estos “medicamentos” que demuestren su eficacia, igual que todos los demás, la Sra. Directora responde:
La legislación contempla dos tipos de medicamentos homeopáticos: los que quieren tener una indicación terapéutica determinada y los que no. Solo les solicitaremos que demuestren la eficacia si hay indicación terapéutica. Tendrán que presentar estudios sobre esa eficacia”.
En este punto me asalta una duda, seguramente fruto de mi ignorancia, ¿hay medicamentos que no tengan una indicación terapéutica, es decir, que no sirvan para nada?, ¿o esto es solo privilegio de los “medicamentos” homeopáticos”?

Pero lo bueno viene ahora, cuando la periodista le pregunta si se le van a exigir a estos “medicamentos” el mismo tipo de estudios que a los demás para acreditar su eficacia.
La Directora, (me la imagino revolviéndose incómoda en la silla dilucidando cómo tragar este sapo) responde:

“Son estudios distintos a los que se hacen con los fármacos industriales pero tendrán que demostrar su calidad, seguridad y eficacia igual que el resto de los fármacos. Aunque el análisis de la efectividad puede variar dependiendo del tipo de producto e irá en función del riesgo que presenta para el ciudadano. No es lo mismo un medicamento teratógeno que homeopático. Así es que dependiendo de la indicación que el laboratorio solicite en ese momento para el fármaco nosotros, la Agencia, determinaremos qué estudios de efectividad pedimos”.

¡Impresionante! Al menos nos tranquiliza saber que no se colarán medicamentos teratógenos (aunque sigo considerando difícil que el agua pueda inducir malformaciones fetales). Pero por otro lado me intranquiliza una cosa, ¿significa esto que se va a abandonar el método científico y que a partir de ahora la forma de demostrar algo va a ser ad hoc dependiendo de lo que se quiere demostrar? ¿Se aplicará a todas las ciencias o es una medida especial para aquellos que de otra forma son incapaces de demostrar nada? 
Por cierto, no creo que sea necesario aclararle a la Sra. Directora que los "medicamentos" homeopáticos son tan industriales como los demás, ¿o es que se imagina a un druida fabricándolos a mano en un caldero?

Pero la periodista sigue en sus trece y es reacia a dejarse convencer por los "argumentos científicos" de la Sra. Directora, de modo que va y pregunta de forma directa: “¿Tener el permiso definitivo significa que el Ministerio de Sanidad aprueba que estos productos sirven para aquello que indica que sirven?”
A lo que la Directora responde:
Sí, si ellos cuando nos solicitan la autorización dicen que quieren tener una indicación terapéutica. Pero, como decía, tienen que demostrar la calidad, seguridad y eficacia. Igual que otro medicamento. Los que no quieren tener indicación terapéutica establecida no tienen que demostrar la eficacia.”

Creo que lo primero que alguien debería explicar a la población general es el mecanismo por el cual se supone que estas sustancias realizan su acción. Ni siquiera estoy pidiendo que demuestren que hacen lo que dicen que hacen; sólo les pido que expliquen cómo se supone que lo hacen.
El principio de similitud (curar con aquello que enferma), las diluciones hasta llegar a la inexistencia del producto original, la supuesta capacidad de memoria del agua y algunos aditamentos propios de la brujería como la sucusión (agitar el preparado con determinadas reglas mientras se diluye), van contra toda razón, además de contra todos los principios conocidos de la Física, la Química, la Biología, la Fisiología, la Farmacología, etc…

Estos principios, especialmente el de similitud, llevan a extremos tan absurdos como tratar de curar las gastroenteritis y diarreas…¡con caca de perro! Si, no es broma. El principio se denomina (eso sí, en latín) “excrementum caninum”, pero ¡menos mal que las diluciones infinitesimales lo reducen a agua clara!, aunque tengo una curiosidad tremenda por ver en qué apartado sitúa la AEMPS a este “medicamento” y qué tipo de estudios “ad hoc” decide el Ministerio solicitarle para acreditar su eficacia.

Por favor, seamos serios. Se lo debemos a toda la gente que se deja la piel a diario investigando y a todos los que lo han hecho a lo largo de la Historia.

El propio Ministerio de Sanidad creó una comisión de técnicos y expertos que entre 2008 y 2010 realizó un informe sobre la situación de las llamadas “terapias alternativas” con especial atención a sus fundamentos científicos. En este informe, publicado en 2011, se dice textualmente: “El tratamiento homeopático comprende la administración individualizada de dosis extremadamente pequeñas de las mismas sustancias que producen un determinado síntoma utilizadas a dosis muy diluidas para aliviar dicho síntoma. Esta nueva aproximación fue propuesta a finales del siglo XVIII por Samuel Hahnemann. Aunque se han formulado varias teorías para explicar los posibles mecanismos de acción de la homeopatía, ninguna ha sido científicamente verificada”.

Respecto a los supuestos trabajos científicos que los partidarios de estas terapias esgrimen con frecuencia (eso sí, sin dar nunca detalles concretos), el informe indica:
El principal problema encontrado en las revisiones sistemáticas de ensayos clínicos disponibles es la baja calidad de los estudios primarios. En el año 2000 se publicó una evaluación de la calidad de los ensayos clínicos que se habían realizado con estas terapias (Bloom BS, 2000). Se identificaron más de 5.000 ensayos publicados entre 1966 y 1998, de los cuales, más del 90% no eran ensayos controlados o no utilizaban técnicas de enmascaramiento. La puntuación media de la calidad (en una escala de 100 puntos) de los 258 ensayos que cumplían los criterios de inclusión (aleatorio, controlado, ciego, en inglés, con un diagnóstico e intervención bien definidos y en revistas con revisión por pares) fue de 44,7 puntos.”
No parecen buenas bases para fundamentar la decisión de la AEMPS.

Hoy por hoy, la Homeopatía no puede aportar ni una sola prueba sobre su posible mecanismo de acción, si es que existe, mas allá del efecto placebo. Esa es la única realidad científica. Todo lo demás, entra en el campo de las creencias.
Yo respeto profundamente las creencias como parte esencial de la libertad de las personas y siempre que se queden en el terreno personal, pero me preocupa cuando se quieren homologar a la ciencia. Por mucho que respete a cualquier persona que crea que una oración ayuda a curar enfermedades, me preocuparía enormemente que desde el Ministerio de Sanidad se fomentara en los hospitales la sustitución de los quirófanos o las unidades de Oncología por salas de rezo colectivo.


viernes, 12 de julio de 2013

Curso de Análisis No Lineal de Series Temporales y Datos en Medicina Deportiva

Los próximos 13, 14 y 15 de septiembre se celebrará en Madrid el primer curso de Análisis No Lineal de Series Temporales y Datos en Medicina Deportiva (Course on Nonlinear Analysis of Time Series and Data from Sports Medicine).
Este curso está organizado por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones) con el apoyo de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y la Subdirección general de Salud del Consejo Superior de Deportes.
Es la primera vez que se organiza un curso de estas características aplicado a las señales obtenidas en medicina del Deporte y constituye una magnífica ocasión para formarse en el manejo de este tipo de herramientas matemáticas que aportan una información tan apasionante como desconocida aún en el campo de las Ciencias del Deporte.



lunes, 6 de mayo de 2013

¿POR QUÉ LA GENTE CREE EN TRATAMIENTOS "ALTERNATIVOS" INÚTILES?


Si una terapia no ortodoxa resulta poco creíble debido a que los mecanismos implicados o sus supuestos efectos contradicen leyes científicas bien fundamentadas; carece de una base lógica científica aceptable; tiene insuficientes pruebas de apoyo derivadas de una investigación científica controlada; ha fracasado en ensayos clínicos controlados realizados por evaluadores imparciales; no ha sido capaz de refutar explicaciones alternativas por las cuales podría parecer que funciona en escenarios no controlados, y parece de eficacia improbable, incluso para los profanos en el tema, sobre la base del sentido común... Entonces, ¿por qué hay tanta gente instruida que continúa comprando y vendiendo este tipo de tratamientos?
El psicólogo canadiense Barry L. Beyerstein, profesor de la Simon Fraser University, en la Columbia Británica, escribió un magnífico artículo en 1999, traducido por Sergio López Borgoñoz a partir del texto original “Social and judgmental biases that make inert treatments seem to work” publicado en Scientific Review of Alternative Medicine. En él dice: “Es mi propósito en este artículo llamar la atención sobre ciertos factores sociales, psicológicos y cognoscitivos que pueden llegar a convencer a gente honrada, inteligente e instruida de que tratamientos desacreditados científicamente pueden llegar a tener algún valor”.
Entre otras cosas, dice el Dr. Beyerstein que las medicinas llamadas alternativas siguen siendo “alternativas” porque los que las practican dependen de razonamientos subjetivos y testimonios de otros usuarios en vez de basarse en una investigación científica que apoye y sustente esas prácticas. Permanecen fuera de la corriente científica porque la mayor parte de sus supuestos mecanismos contradicen principios bien establecidos de la biología, de la química o de la física. Si los defensores de estas terapias pudieran aportar pruebas aceptables que apoyaran sus métodos, éstas dejarían de ser alternativas al incorporarse a la medicina convencional.
En su artículo indica que los consumidores de tratamientos no científicos pueden ser clasificados básicamente en dos grupos. En el primero de ellos se encuentran los usuarios que prueban las terapias no convencionales porque asumen, erróneamente, que anteriormente alguien “de confianza” las ha sometido a una prueba de eficacia. Este “alguien de confianza” puede ser una cadena de TV que emite una noticia no contrastada sobre el tema o el testimonio favorable de un amigo. Otras veces la fuente de confianza es haber visto el producto en una farmacia compartiendo espacio con productos de eficacia contrastada o una publicidad insertada en un medio de comunicación.
Los del segundo grupo, en opinión del Dr. Beyerstein, escogen tratamientos alternativos por un compromiso filosófico más amplio. Aquellos que escogen las medicinas complementarias sobre bases ideológicas mantienen un afecto por estas prácticas mucho más sólido y enraizado en una vasta red de creencias sociales y metafísicas, no siendo necesario añadir que su visión cosmológica difiere sustancialmente del punto de vista racionalista que define la biomedicina científica y de sus reglas empíricas, por lo que no es sencillo llegar a un consenso con ellos.
Estas corrientes están impregnadas de ciertos contenidos mágicos y de un punto de vista subjetivo del Universo cuyo dualismo mente-cuerpo ha facilitado el retorno de diversas variantes de la “curación mental” tan popular a lo largo de los siglos; es decir, la creencia de que las verdaderas causas y los remedios para casi todas las enfermedades radican en la mente. Indudablemente, sería bonito que la risa y tener la mente ocupada con pensamientos optimistas nos mantuvieran sanos, o que el hecho de rezar pudiera librarnos de enfermedades
Por otra parte, estas corrientes suelen explotar la opinión muy difundida de que la medicina moderna se ha vuelto excesivamente tecnócrata, burócrata e impersonal. Esto lleva a algunas personas a recordar nostálgicamente los días en los que un afable doctor del pueblo tenía todo el tiempo necesario para dedicar a un paciente y servirle de alivio acompañándole en su lecho. Esta situación en sí misma es muy deseable, pero se tiende a olvidar que, con frecuencia, eso era lo único que el médico podía ofrecer en esos tiempos.
Escribe el Dr. Beyerstein que un peculiar barniz romántico tiende a convertir a los remedios “naturales” de las terapias alternativas y su enfoque “holístico” en procedimientos necesariamente más seguros, menos agresivos, y más eficaces que los que tienen un origen tecnológico. Se escucha frecuentemente, por ejemplo, la absurda afirmación de que los brebajes de hierbas no tienen efectos secundarios: si los ingredientes de un producto natural son lo suficientemente potentes como para afectar a la fisiología humana de una manera ventajosa, son ciertamente también capaces de causar efectos secundarios. Decir otra cosa es admitir que se está administrando una sustancia inerte.
En definitiva, el Dr. Beyerstein aconseja a los clientes que sean incrédulos hacia cualquier persona que efectúe prácticas “médicas” que:
1. Sea ignorante u hostil hacia la corriente principal de la ciencia;
2. No pueda proporcionar una explicación razonable para sus métodos;
3. Use una jerga promocional enlazada con alusiones a fuerzas espirituales y energías vitales o a planos inciertos, vibraciones, descompensaciones y afectividades;
4. Asegure poseer ingredientes o procesos secretos;
5. Apele a conocimientos ancestrales y a “otras formas de conocimiento”;
6. Afirme “tratar a la persona como un todo” en vez de tratar enfermedades;
7. Declare ser perseguido por la vieja guardia y aliente acciones políticas en su nombre, o esté presto a atacar o demandar a sus críticos en vez de responder con investigaciones válidas.

miércoles, 16 de enero de 2013

UNA AYUDA CONTRA EL ENGAÑO PSEUDO-CIENTÍFICO

He encontrado un blog que recomiendo encarecidamente visitar; se titula "El retorno de los charlatanes" y trata de denunciar el pensamiento mágico, la irracionalidad y el embuste. Recomiendo muy especialmente la lectura del artículo titulado "Cómo convertirse en charlatán".
La verdad es que resulta un soplo de aire fresco en medio de tanta laxitud e indiferencia de pensamiento, donde cualquier cosa que tenga un envoltorio atractivo y esté rodeada de cuatro palabras mas o menos técnicas (aunque carezcan de sentido) se vende a la perfección ante la credulidad y la falta de cuestionamiento de una sociedad cada vez mas adormecida en todos los sentidos.
A los charlatanes que abusan de las personas indefensas hay que denunciarlos y perseguirlos. No hay otra opción. Es una cuestión de decencia, pero también es una deuda de la sociedad con aquellas personas que de verdad trabajan día a día para todos nosotros en los diversos campos de la Ciencia, a veces con sueldos míseros, sin horarios, teniendo que abandonar su país por falta de empleo y cuyo trabajo (y muchas veces sacrificio) despreciamos cada vez que damos crédito a cualquier pamplina venga de quien venga (y a veces lamentablemente vienen de gente con un alto prestigio mediático).

No puedo evitar recordar aquí la primera estrofa del poema de Rudyard Kipling "If":

"If you can keep your head when all about you
are losing theirs and blaming you..."

("Si puedes mantener la cabeza cuando todos a tu alrededor la están perdiendo y te culpan a tí...)

MANUAL VFC EN EL DEPORTE CON ACCESO LIBRE.

 Una vez agotada la primera edición del Manual de Variabilidad de la Frecuencia Cardiaca y tras la desaparición de la empresa que daba sopor...